5 cosas que me gustan de ser funcionario

Empecé siendo funcionario interino en el año 2001. Desde 2010 soy funcionario de carrera, eso implica que aprobé unas oposiciones y he sido nombrado para ocupar un puesto en una Administración Pública, en este caso el Cabildo de Gran Canaria, una entidad local que es el gobierno de la isla de Gran Canaria. Trabajo en el departamento que se ocupa de la tecnología, en un horario habitual de oficina, 37,5 horas a la semana, 7,5 horas al día, de lunes a viernes. No trabajo por turnos, fines de semana ni festivos. Digo esto porque no todos los puestos de funcionarios son iguales, los hay que trabajan por turnos, o por las tardes o hasta en días festivos, pero no es mi caso. Yo trabajo en una oficina “normal”.
¿Ser funcionario es un trabajo ideal? Ser funcionario en realidad no es un trabajo, es un estado. Mi trabajo tiene que ver con la gestión de la tecnología, pero dentro de una Administración Pública. Vale, pero ¿ser funcionario mola? Como todo, tiene sus cosas buenas y sus cosas no tan buenas. Conozco a mucha gente que no podría ser funcionario en la vida, y otros que se dejan la vida por ser funcionario, cada uno tiene sus razones. Aquí van cinco de mis razones por las que me gusta ser funcionario.
La seguridad de no perder el trabajo
En un país con una tasa de paro del 20% (en Canarias llega al 25%), ya solo tener trabajo es algo bueno, pero si además es uno para toda la vida ya ni te cuento. Probablemente ese es uno de los primeros pensamientos que te vienen a la mente cuando firmas tu nombramiento como funcionario de carrera (nosotros no firmamos ningún contrato). Piensas ¡ya está! ¡se acabó! ¡Ya tengo trabajo!. Y si además sabes que nunca te vas a quedar en paro es una sensación rara, pero muy agradable. Solo por este hecho somos unos privilegiados en un país con una precariedad laboral patente, donde gente muy formada no encuentra un empleo y donde muchos que tienen empleo son pobres, así de claro. Y dicho esto, también debo decir que no estoy de acuerdo con que los funcionarios mantengamos un trabajo para toda la vida, no al menos si no se nos evalúa de una forma objetiva y se nos exige unos mínimos, porque esta situación se vuelve muy perversa. Cuando uno sabe que no va a perder el trabajo, se puede acabar distorsionando la realidad, pero de esto hablaré en otro post.
La estabilidad económica
Ya ganes 1000, 2000 o 3000 euros al mes (pocos funcionarios llegan a esta última cifra), el caso es que, de acuerdo al punto anterior, tienes un trabajo para toda la vida, y un sueldo también para toda la vida. Un sueldo que además tiene pocas variaciones. Con las vacas gordas aumentaba todos los años, pero con la vacas flacas, no solo no aumentaba sino que a veces bajaba un poco. Pero vamos, nos mantenemos en un ligero ascenso constante, lento pero seguro. Saber que cuentas con una cantidad de dinero fija al mes te da una perspectiva que te permite organizar tu economía y hacer planes. Normalmente tenemos 14 pagas, es decir, dos pagas extra en junio y diciembre (en la Administración Pública no se prorratean las pagas como en la privada), y a veces tenemos “pluses”, como uno que se denomina la “productividad”, no todas las Administraciones tienen ese concepto. Para la que yo trabajo sí, eso supone un “plus” que coincide con las pagas extras. O sea, que mi sueldo es el mismo todos los meses, menos en junio y diciembre que es bastante más. No hay que ser un lumbreras para poder organizarte con tus ingresos y gastos. Tanto ganas, tanto debes gastar. ¡Allá cada cual lo que hace con su dinero!
La conciliación familiar
Aunque muchas empresas privadas son cada vez más flexibles en este tema, si hay algo que fomenta la Administración Pública española es la conciliación laboral y familiar. Trabajar está bien, pero cuidar y pasar tiempo con la familia (o con amigos) también lo está. Si tienes hijos menores de 12 años tienes flexibilidad para la entrada y la salida en tu puesto de trabajo, estableciéndose un horario fijo en el que tienes que estar presente, y un horario flexible a la entrada y a la salida que te permite entrar antes o salir después para cuadrar otras cosas que tengas que hacer con la familia, como en mi caso, dejar a mis hijas en el cole o recogerlas algún día, todo ello sin tener que recurrir a «acogidas tempranas o tardías». A esto hay que sumarle los días de “asuntos particulares”. Depende de cada Administraciones, podemos tener entre 6 y 9 todos los años, son días de libre disposición. Te los puedes coger para lo que quieras, sin justificar. Además, en algunos años, cuando hay festivos que caen en domingo, se nos suelen dar otros días más porque esos festivos, si hubiesen caído entre semana no los hubiésemos trabajado. Por ejemplo, en 2016 tuvimos dos días de compensación por domingo festivo, a los que hay que sumar todos los días de asuntos propios y otros varios tipos de permisos (por exámenes en centros oficiales, por mudanza, por enfermedad grave o muerte de familiar, por deberes inexcusables de carácter público, etc.). Vamos, que no podemos quejarnos.
No trabajar bajo presión
¡OJO! no trabajar bajo presión no significa trabajar muy relajado, salir a desayunar dos veces o ir de compras en horario de trabajo. Hay de todo, y hay departamentos y departamentos (por ejemplo los que trabajan haciendo las nóminas tienen un pico de trabajo en los días de cálculo y pago de las mismas, si hay algo que no se puede retrasar es una nómina). Cuando trabajaba en la empresa privada sí que teníamos fechas límite, y había que hacer horas cuando fuese necesario (aunque a veces estas extra se convirtieran en horas normales de trabajo). En la Administración no se suele trabajar por proyectos ni con fechas concretas, salvo casos muy puntuales. No te pueden obligar a hacer horas extra, aunque en determinados puestos puede ser muy necesario que las hagas (cobrándolas, eso sí, o compensándola por días). ¿Y todo esto es bueno? No, no lo es, pero te acostumbras y hasta te parece lo normal. Si una cosa no sale hoy, ya saldrá mañana.
Hacer cosas que benefician a la gente
Cuando trabajas en una Administración Pública, cuanto más cercana está del ciudadano (como los Ayuntamientos) más impacto tiene tu trabajo en la gente. Los funcionarios trabajamos para que las Administraciones funcionen, y las Administraciones están para ofrecer servicios a los ciudadanos, por tanto, nosotros servimos a los ciudadanos. Depende de cada puesto, pero en mayor o menor medida, nuestro trabajo influye o puede influir en muchas personas. Si lo hacemos mal puede implicar retrasos para los ciudadanos, que tengan que venir otro día, que pierdan una beca o una subvención, que se frustren cuando no pueden encontrar una información. En mi caso, trabajando en tecnología puedo influir para bien o para mal en el servicio que se presta. Los de tecnología tenemos cliente internos (todos los empleados) y clientes externos (los ciudadanos). Nuestro trabajo impacta directamente en todos ellos. Es una satisfacción tremenda cuando ves que algo en lo que has participado, simplemente mejora la vida de alguien.
En definitiva, en mi experiencia y en mi tipo de puesto de trabajo, me gusta ser funcionario, y, de momento, las cosas buenas que tiene superan a las cosas malas, que también las hay.
Este tipo de posts NO ayudan en absoluto a generar una buena opinión de los funcionarios, más bien lo contrario. Estupendo si lo que quieres es «pavonear» públicamente tus ‘éxitos’ y dar de merecer a vete saber quién (tus motivos o complejos tendrás) pero NO coincide en absoluto con mi día a día en la administración. Trabajo por objetivos y a un ritmo frenético para no saltarme los plazos, con ritmo de locos y a contrareloj para solucionar problemas de la gente, hay grandísimos profesionales que lamentablemente se dejan la piel a pesar de convivir con «vividores comodones» como los que describes. La realidad «fuera» es muy dura pero «dentro» también lo es. Muchas gracias pero NO ayudas.
Hola Juani, gracias por el comentario. Efectivamente esta es mi realidad, no digo que todo el mundo tenga estas mismas condiciones, pero si eres funcionaria al menos estás de acuerdo conmigo en 4 de los 5 puntos. El hecho de no trabajar por objetivos no es algo que me enorgullezca, y preferiría que no fuese así porque eso es contraproducente, pero también es algo que no depende de mi. El hecho de no trabajar de cara al público también me hace ver las cosas de otra forma, y tengo compañeros en esa situación y se que no siempre es agradable, pero yo aquí no quiero ser el portavoz de los funcionarios, cuento mi realidad, nada más.
La realidad supera a la ficción, ni los mejores chistes de Forges se acercan a lo que vivo como funcionaria. Soy A1 interina con muy poco trabajo. Me pagan por ir a la biblioteca a estudiar (mi puesto), por no navegar por internet, es una vergüenza la mala gestión de la Administración Publica y el despilfarro de bienes personales y materiales. Los políticos lo saben y les da igual, y yo aprovecho el momento.
Solo dice la verdad, los funcionarios son como los niños mimados que cuando lloran se les de lo que quieren por que se sienten seguros de poseer algo que no debería pertenecer a nadie de por vida….. vamos como ser rey por nacer hijo de rey.
Hola Lucas, yo he terminado el Grado de Ingeniería Informática hace poco y estoy ahora mismo en el punto de decidir qué hacer, si optar a prepararme oposición o no. Así que encuentro tu blog muy interesante, lleno de contenido que me está resultando muy útil. Así que, de entrada, te agradezco que dediques tu tiempo libre a crear esta web.
Mi idea es optar al A1, sé que será duro pero con 24 años creo que es el momento de, si hay que machacarse, hacerlo. Durante los próximos días seguiré leyendo tus diferentes blogs.
Y, nuevamente, gracias por compartir tus vivencias y experiencia con todos!
Yo prefiero no comentar porque no estoy del todo de acuerdo.
Todo es relativo, cada uno tiene unas circunstancias en su puesto de trabajo y siempre tendemos a pensar que la nuestra es la peor.
Yo me siento fatal, me siento explotada, ninguneada por los jerifaltes que gestionan nefastamente la dotación de personal y otras cositas.
Y además a eso se añade el concepto social de «ser funcionario».
Así que, mejor no entraré en detalles personales, pero te aseguro que el santo Job a mi lado no es nadie.
Saludos y gracias por tu blog.
Gracias a ti por la respuesta. Está claro que cada uno tiene su visión, eso es lo bueno. Lo importante es que los que estamos dentro podamos luchar de una u otra manera para que esto vaya cambiando. Un saludo.
Pues mi experiencia me dice que los chistes de Forges no hacen ni sombra a la realidad de los funcionarios. La realidad supera la ficción. Estoy agradecida que tengo trabajo, pero es una vergüenza la gestión del mismo, me pagan por ir a la biblioteca!! Eso por no estar vagando por internet y estar aprovechando el rato para estudiar y no sentirme frustrada ni del todo improductiva. A propósito soy A1, y no soy el único caso que conozco en mí situación.
Pues si que lo siento, Ana. Con la falta de cuerpos superiores que hacen falta en la administración pública, y más es Justicia, que algo de ello conozco https://analiticapublica.es/justicia-tecnologia-y-la-madre-que-las-pario/
ser funcionario es un sueño para mi, eso es vida y no la que vivimos el resto de los mortales
Me gustaría ayudar a la comunidad y apoyarla para que el estado salga adelante de la delincuencia que se presenta o en día debemos de combatir como funcionario de la nación y captar órdenes del gobierno para canalizar los daños del estado .