El trabajo en remoto funciona, también en la administración pública

Cuando oímos hablar de trabajo en remoto siempre pensamos en equipos localizados en distintas partes del mundo, Madrid, Londres, Miami, Berlin,… una base más o menos estable en un lugar, y trabajadores, en plantilla o freelance, repartidos por cualquier parte del globo. No vengo a descubrir la pólvora diciendo que eso funciona, lógicamente haciendo uso de la tecnología adecuada.

¿Es esto extrapolable a la administración pública? Aquí les cuento mi experiencia.

En octubre de 2017 tuve la oportunidad de ocupar un puesto en el Gobierno de Canarias, mediante una comisión de servicios (una figura que permite, temporalmente, ocupar otros puestos en la misma administración o en otra). Dejaba el Cabildo de Gran Canaria por un puesto en el que ejercía las funciones de la Jefatura de Servicio de Modernización dentro de la Dirección General de Relaciones con la Administración de Justicia (DGRAJ) del Gobierno de Canarias. Otra administración, otros compañeros, otra aventura (si quieres saber más sobre ella puedes leer la entrada que hice en este blog sobre Analítica Pública que lleva Sergio Jiménez).

Cuando se iniciaron los contactos para «reclutarme» se me informó de las condiciones, el Servicio de Modernización de Justicia del Gobierno de Canarias lo componían dos personas de plantilla (sí, han leído bien, dos), un Jefe de Servicio y un Gestor de Proyectos. Punto. Además, existía (y existe) un proyecto de ejecución temporal que supone disponer de personal adicional, conformado en base a una Oficina de Apoyo a la Estrategia de Modernización de Justicia, que en la práctica eran diez personas de perfil técnico superior, de las que solo se cubrieron siete plazas, y de las que solo tres estaban adscritas al Servicio de Modernización de Justicia. En definitiva, tenemos a dos personas de plantilla y tres personas más de apoyo técnico. Cinco puestos, todos ellos ubicados físicamente en la isla de Tenerife (el Gobierno de Canarias suele repartir sus áreas entre las islas de Tenerife y Gran Canaria, no se sabe muy bien con qué criterio, o al menos yo no lo conozco).

Pues bien, a mi me ofrecen hacerme cargo de la Jefatura del Servicio, que había quedado vacante meses atrás, y por tanto, mis otros cuatro compañeros estaban en Tenerife. Y yo, vivo en Gran Canaria y no tenía intención de trasladar mi residencia y trastocar con ello mi vida personal y la de mi familia. Así que mi primera «condición» fue poder desarrollar mi trabajo en dependencias de la DGRAJ en Gran Canaria (que haberlas, las había). En mi opinión, creía que se podría hacer sin mayor problema, aunque es cierto que no es algo habitual en el Gobierno de Canarias. Se me permitió «esta licencia» con un «bueno, vale, pero seguro que tendrás que ir, al menos, una o dos veces a la semana a Tenerife para coordinarte con el equipo ya que hasta ahora siempre habían estado juntos«. Muy bien, y yo pensando «esta es la típica cosa del empleo público de ‘siempre se ha hecho así’«.

Tomo posesión y empieza mi trabajo efectivo. Los primeros días fueron un poco caóticos. Búsqueda de sitio, mesa, silla, ordenador, altas en sistemas, cuentas de correo, etc. Algo que deber  estar bastante automatizado realmente me llevó varios días hasta que pude sentarme en una mesa y decir «ahora empieza lo bueno«. Mientras tanto, contacto telefónico con mis compañeros, y a la semana, una primera visita a las oficinas de Modernización de la DGRAJ en Tenerife. Una oficina pequeña pero coqueta, ubicada en un edificio judicial del municipio de La Laguna. En esa primera visita nos contamos lo básico, yo estaba aterrizando en un mundo totalmente nuevo para mi y la cantidad de información que tenía que asimilar era mucha y mis capacidades limitadas.

Después de esa primera visita a Tenerife, el trabajo debía continuar y tenía claro que la comunicación con mi equipo y la coordinación se podía hacer «en remoto». 

Comunicación por voz

Lo se, algo muy obvio y problema más que resuelto. Teléfonos fijos en todos los puestos, posibilidad de hacer multiconferencias de voz y manos libres. Ademas, por mi puesto, tenía la posibilidad de tener teléfono de empresa, así que yo estaba doblemente localizable, en mi móvil personal y ahora también en mi número corporativo, eso sí, en un móvil personal (de gama media/alta) con doble SIM porque el terminal que me ofrecía el Gobierno de Canarias, era, por decirlo suavemente, un cacharro que le daría como primer teléfono a una hija pre-adolescente (¡ains!, no me lo recuerdes, la que me espera).

Comunicación por vídeo

 Sí, la voz está muy bien, pero siempre es bueno ver la cara de tu interlocutor, sobre todo cuando las reuniones eran de más de 15 minutos (la gran mayoría). Aquí ya empecé a abrir un melón importante. El Gobierno de Canarias tiene una excelente red de equipos de videoconferencia, equipos IP alojados en salas de reuniones que pueden ser reservados en fecha y hora concretas. Yo tenía una sala de videoconferencia junto a mi despacho y mis compañeros en Tenerife disponían de una sala exclusiva para ellos en una sala anexa a su propia oficina. ¡Estupendo! otro problema resuelto. Nos podíamos ver y hablar cuando quisiéramos. Pero aquí empiezo a plantear otra posibilidad. Quiero tener las videoconferencias desde mi ordenador. Aquí pinché un poco en hueso, al menos, al principio. La política de seguridad del Gobierno de Canarias no contempla el uso de aplicaciones informáticas de videoconferencias como Skype (personal). Pero yo insistí, y conseguí que, tanto yo como alguno de mis compañeros, pudiéramos hacer uso del Skype, en su versión personal, dado que ya disponíamos de cuentas que usábamos en otros ámbitos. Pues vale, otro punto para Modernización. 

Pero, oh, sorpresa, aunque no fuese la suite «oficial» de ofimática, el Gobierno de Canarias también disponía de licencias de Microsoft Office 365, y de hecho, todos mis compañeros ya hacían uso de ella. Así que, yo también me apunté. Ademas, era una licencia avanzada, llamada E3, que permitía tener el Office instalado en varios dispositivos, usando una misma cuenta. Además de las aplicaciones básicas archiconocidas (Word, Excel, PowerPoint, Outlook) también teníamos acceso a Skype Empresarial (¡bendito seas!) y a Teams (el Slack de Microsofot). Así pues, otra herramienta de vídeo que sumar y que seria una de las principales, el Skype Empresarial, que además permitía conectarnos más fácilmente con proveedores que ya usaban esta tecnología. Pero ahí no queda la cosa, un par de meses después de mi incorporación, me entero de que el Gobierno de Canarias también tiene licencias de Webex, así que, yo por pedir que no quede, me pido una que me permita crear salas de videoconferencia, y fíjate tú, me dan una de las pocas licencias que había en todo el Gobierno de Canarias para este cometido. Por tanto, tenía en mi mano poder crear salas de videoconferencia, crear y programar reuniones virtuales, y todo ello desde mi ordenador. Pues muy bien, que no sea por no tener herramientas de videoconferencia. Nos vamos a ver, y mucho.

Comunicación informal

Aquí empezamos y acabamos usando WhatsApp. lo se, poco original, pero más que suficiente para nuestras necesidades. Hicimos un intento de usar Microsoft Teams, y. aunque me sorprendió muy gratamente esta herramienta (muy parecida a Slack, que también había usando antes), su funcionamiento no siempre era el esperado, las notificaciones no siempre llegaban y al final acabábamos comunicándonos por WhatsApp.

Comunicación formal

El correo electrónico. ¡Maldito correo electrónico!. Muy a mi pesar, me encuentro con que, realmente la única herramienta con la que contaba el equipo era el correo electrónico. Todo pasaba por él, y cuando digo todo, es todo. Una locura y un caos. ¿Se imaginan gestionar proyectos solo usando el correo electrónico? Pues es lo que había, o lo tomas o lo dejas. Conocer el estado de los proyectos o las tareas pendientes era revisar hilos inmensos de correos electrónicos (algunos anidaban mensajes de varios años). Coordinarse era formar parte de correos electrónicos con diez o más destinatarios, y en muchos ellos donde todos acababan interviniendo. Aquí, poco pude hacer, el correo electrónico formaba parte del pack y tuve que resignarme a usarlo más de lo que me hubiese gustado.

Repositorio de documentación

 Si todos estábamos conectados, necesitábamos un repositorio de documentación común. Me encuentro con cientos de carpetas desperdigadas en decenas de servidores internos. Muchas de ellas obsoletas, o sin usar desde hacía meses o años, pero nadie se decidía a hacer limpieza. Aprovechando el Office 365 (¡gracias Bill!) usamos OneDrive (1 Tb por usuario). Documentación compartida por todos los compañeros y acceso desde cualquier dispositivo. Nada que objetar, señoría.

Herramienta de gestión de proyectos

Para cerrar el círculo, teníamos que poner un poco de orden entre tanto correo electrónico. Aunque he usado, en distintos grados, herramientas como Basecamp, Redbooth, Trello o Asana, aquí tengo que volver a pasar por el aro de las «herramientas corporativas» y empezamos a usar Redmine. Bueno, su interfaz no es espectacular, era algo obsoleta y no tenia app móvil, pero nos servía para mantener un mínimo orden en los proyectos que teníamos entre manos. Cuando empiezas a «pintar» todas las tareas, te das cuentas de la envergadura de lo que teníamos entre manos, y daba miedo.

Si a esto añadimos que también tenia a mi disposición una Microsoft Surface Pro, hablamos de que tenía la posibilidad de mantenerme conectado y con acceso a cualquier tipo de comunicación en cualquier momento. Eso sí, no se incluían datos móviles, esos me los pagaba yo (y me daba igual porque tenía de sobra). Conseguir datos móviles en el Gobierno de Canarias solo estaba al alcance de unos pocos y yo, esta vez, no era uno de ellos (pero tampoco me podía quejar).

En definitiva, mientras estuve trabajando en Justicia demostramos que, con los recursos adecuados, un equipo de trabajo puede funcionar perfectamente en remoto (yo en Gran Canaria y mis compañeros en Tenerife). Probablemente esto que he contado es algo muy obvio para cualquiera que trabaje en el «mundo real» (ese que queda fuera de la administración) pero en el Gobierno de Canarias no era algo tan común.

La aventura en Justicia apenas llegó a los diez meses, abortada (con mucha pena) por cuestiones personales que no vienen al caso. En ese tiempo tuve que viajar a Tenerife unas cinco veces, desde luego, nada parecido a lo que me advertían al principio (una o dos veces por semana). Eso sí, la comunicación con mi «equipo remoto» era constante, nos veíamos y hablábamos todos los días. Los proyectos salían adelante y estábamos coordinados. El correo electrónico y las herramientas de gestión de proyectos y de comunicación informal cumplían su cometido. Me sentía dentro de un gran equipo, y estar en islas distintas nunca fue un problema.

Ya tengo claro que, cuando se quiere, se puede. Y nosotros pudimos. Espero y confío que esto sea la norma general y no la excepción, que en esto, como en otros muchos aspectos, la administración pública siempre llega tarde. 

Desventuras de un profesional TIC en un mundo analógico

La semana pasada me quité el gorro de persona que trabaja en el mundo de la tecnología (TIC) en una Administración Pública y me puse el gorro de ciudadano que hace un trámite ante otra Administración. Mi yo de profesional TIC deja paso a un yo de ciudadano un tanto resabido que lucha contra la burocracia y la ineficiencia de una Administración acomodada y alejada de un entorno conectado.

Me dispongo a realizar un trámite con el Gobierno de Canarias. Es un trámite voluntario, recalco esto porque no estoy haciendo algo que me obligue una norma o una Ley, hago este trámite porque tengo derecho y porque creo que con ello contribuyo a que este mundo sea un poco mejor. Además, se trata de un trámite un tanto particular. Para iniciar el trámite oficial primero hay que «pasar unas pruebas«, sí, sí, como lo oyen. Algo totalmente normal de acuerdo a la naturaleza del propio trámite. Y no doy más detalles por privacidad, simplemente.

Pues bien, digamos que he pasado ese primer corte. Soy/somos «apto/s» para presentar una solicitud ante el Gobierno de Canarias. Me pasan un formulario en PDF que puedo rellenar directamente desde el ordenador, aunque tengo que imprimir y firmar manualmente. Hasta ahí todo normal, un mínimo que se espera de una Administración, disponer de formulario medianamente amigable. En el pie del formulario aparece una frase que me encanta, y que debe ser obligatoria en todos los formularios, de hecho era una media obligación desde hace 10 años y una obligación completa desde hace unos cuantos meses, dice lo siguiente:

Asimismo, AUTORIZO al órgano gestor para efectuar las consultas necesarias a otras administraciones públicas de acuerdo con lo establecido en el artículo 6.2. b) de la Ley 11/2007, de 22 de junio, de acceso electrónico de los ciudadanos a los Servicios Públicos.

Lo que viene a decir que, usted, Administración, consulte todo lo que tenga que consultar con otras Administraciones, y recabe toda la información que necesite en mi nombre, no me haga pedir papeles a otros Organismos cuando ustedes pueden pedirlos, más fácil, más rápido y más barato que yo, seguro. Por favor, moleste lo menos posible al ciudadano (yo). ¡Gracias!

Esa cláusula en el formulario debería ser una salvaguarda para los ciudadanos, pero, fíjate por dónde, parece que está simplemente de relleno. Me explico.

Junto a la solicitud hay que presentar toda una serie de documentos. No los voy a detallar todos, pero sí los que me parecen más curiosos. Por ejemplo:

  • Fotocopia de los DNI’s compulsadas.
  • Fotocopia del Libro de Familia compulsada.
  • Documento acreditativo de tener cobertura sanitaria.

¡Empezamos bien!. Primer requisito, fotocopia del DNI compulsada. ¿Estamos en 1995? ¿Ha venido el p*to Marty McFly y me ha llevado en el Delorean 20 años atrás? ¿Qué me estás contando? Hablamos de que la solicitud la hacemos mi mujer y yo, somos dos interesados, somos dos personas que nos tenemos que identificar, pero solo yo soy el que presento la solicitud, y por tanto, solo yo presento mi fotocopia de DNI y mi DNI original físico y solo presento fotocopia del DNI de mi mujer. Me he negado a quitarle el DNI original a mi mujer y dejarla indocumentada para presentar el escrito ante el Gobierno de Canarias, alegando ante el funcionario de turno, que NO me pueden pedir fotocopia compulsada del DNI, que ya existe un medio de comprobación de identidad entre Administraciones y estoy seguro de que el Gobierno de Canarias tiene acceso a ese sistema. Por tanto, he mostrado mi insumisión negándome a presentar una fotocopia compulsada del DNI de mi mujer. Ya me han adelantado que, probablemente, me llegue a casa un escrito (en papel) por el que se me instará a subsanar esa deficiencia, y seguramente en caso de que no lo haga, mi solicitud será denegada por una cuestión formal. Una cuestión que lleva años resuelta, que técnicamente es sencilla y que solo requiere de voluntad para implantarla.

Segundo requisito, fotocopia compulsada del libro de familia. Ahí paso por el aro. Tengo un libro de familia de toda la vida, escrito a mano, donde aparecen los datos de mi matrimonio y del nacimiento de mis hijas. Todo muy del siglo pasado, con letra de Registro Civil, con sellos de tinta. Un puñetero atraso que sirve de poco o de nada. Pues ahí que me lo compulsan. Presento una fotocopia de las hojas que interesan. Una aplicada funcionaria revisa por encima las páginas y corrobora que lo que he fotocopiado y el original coinciden. Y estampa su firma y sello dando fe de que el documento se puede considerar auténtico. ¡Punto para la Administración 1.0!

Tercer requisito. Me piden que presente un justificante de que tengo cobertura sanitaria y me insisten en que traiga una copia de mi tarjeta sanitaria. Hago oídos sordos a este último consejo y me presento con un flamante documento electrónico expedido por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, obtenido de forma automática mediante identificación con certificado digital mío y de mi mujer, y del que se obtiene un documento electrónico perfectamente válido (que puede ser comprobado mediante medios electrónicos) que dice tanto mi mujer como yo tenemos derecho a asistencia sanitaria a la fecha de solicitud (ver el trámite en la Sede Electrónica). Pues bien, voy con ese documento a presentarlo junto a mi solicitud y la funcionaria se extraña de que no haya sacado una fotocopia de la tarjeta sanitaria (esa que expide el Gobierno de Canarias y que uso cuando voy al médico o a la farmacia). Le digo que NO, que sacarle una fotocopia a un trozo de plástico no sirve de nada, y que, en cambio, tenía un lustroso certificado firmado de forma automatizada por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social que dice que tenemos derecho a asistencia sanitaria, y que su autenticidad puede ser comprobada en la dirección de Internet que aparece en el pie del documento. Me mira con cara rara y se extraña de que no haya hecho lo que hacen los demás, ¡total!, ¿qué me costaba sacar una fotocopia de mi tarjeta sanitaria?

En fin, que al final presento toda la documentación que me piden, con las salvedades que he expuesto. Me he desgastado discutiendo con empleados públicos las deficiencia en su forma de trabajar, y que debían ponerse el día. Se excusan en que sus superiores administrativos trabajan de esa manera, y que ellos (aunque me dan la razón) no pueden hacer nada.

Pues si ellos no pueden hacer nada, yo sí lo voy a hacer. Me negaré a presentar la documentación que me piden como ellos la piden, me reuniré con quien haga falta para que, al menos en este trámite, no pidan documentos a los ciudadanos que ellos mismos pueden obtener, o que, al menos, acepten otros documentos en otros formatos.

¿Administración Electrónica? ¡JA!, los propios empleados públicos que me atendieron me miraban con sorna y sus ojos decían «no, de eso aquí no tenemos«. Pues va a ser que sí, que algo tenemos.

Veremos cómo acaba la historia. Confío en que acabará bien, por el interés de todas las partes.

Me despido del mundo 1.0. ¡Súbeme, Scotty!

 

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies