iTranslateU, o cómo entenderse en la Torre de Babel

light-logoEn mis horas de navegación diarias, en esta ocasión por Google+,  me encuentro con iTranslateU, una app ideada por un grancanario llamado Alby Martín al que he tenido la oportunidad de conocer en estos días.

Por lo que me cuenta Alby, iTranslateU quiere convertirse en un intérprete personal, pero usando personas de carne y hueso, que permita comunicarse a dos interlocutores que hablen idiomas distintos (y ninguno de ellos conozca el idioma del otro).

iTranslateU tendría una base de datos de intérpretes en distintos idiomas (español-inglés, inglés-francés, inglés-alemán, y cualquier combinación que se les ocurra).  El funcionamiento de la herramienta sería más o menos el siguiente (hay que ponerse en situación):

  1. Yo soy un español y quiero comunicarme con un coreano para cerrar un negocio.  Yo no tengo ni idea de coreano, y mi interlocutor no tiene ni idea de español, y además ninguno de los dos conoce otro idioma común.
  2. Para comunicarme con el coreano abro mi app iTranslateU, busco en la base de datos de intérpretes alguien que hable coreano-español y lo selecciono.
  3. En ese momento le llega una notificación al intérprete, que puede aceptar o rechazar el encargo. Si lo rechaza tengo que seleccionar a otro, y si lo acepta se produce una llamada IP con él.
  4. Una vez seleccionado el intérprete, sin perder la comunicación con éste, se debe establecer la comunicación con el interlocutor final (el coreano).  De esta forma tendríamos una especie de «llamada a tres» por IP.
  5. Establecida la comunicación, la conversación siempre pasaría por el intérprete.

La app es aún una idea, no hay nada desarrollado y la intención de Alby es que exista tanto para plataformas móviles como para plataformas de escritorio.  Tiene contactos en Estados Unidos que le han validado la idea. Desde el Reino Unido le están asesorando acerca del modelo de negocio. Se ha puesto en contacto con muchos intérpretes y está recibiendo feedback (no siempre positivo).  Quiere buscar financiación para poder llevar a cabo el proyecto, aunque también podría disponer de algunos recursos propios.  El modelo de negocio está aún por definir, pero pasaría por algún modelo en el que el intérprete cobraría por tiempo de trabajo.  La app podría ser gratuita y el usuario que necesite al intérprete pagaría por sus servicios, quedándose una comisión la plataforma iTranslateU.

La app tendría disponibles hasta 14 idiomas distintos y una base de datos de 150 intérpretes. Los clientes potenciales serían las empresas, pero también podría orientarse a particulares. Ademas, se incluiría un sistema de recomendaciones del trabajo realizado por los intérpretes (algo del tipo «¡valora mi trabajo!«).

Mi opinión personal  es que al proyecto le queda aún mucho por definir y perfilar. Alby me confiesa que el propio mundo de los intérpretes es muy particular. Ya el nombre escogido en la herramienta crea reticencias entre los intérpretes (no es lo mismo «traducir» que «interpretar«). El modelo de negocio no está nada claro, y el mercado potencial también tengo mis dudas de que tenga una base importante de clientes. ¿Y si usamos todos el inglés? ¿No es lo que se hace actualmente?  Si realmente está orientado al mundo empresarial creo que ya hay idiomas estándar que las empresas usan y no sería necesaria una app como esta, aunque igual me equivoque.

No dejo de valorar el esfuerzo y la dedicación que está poniendo Alby en llevar a cabo su idea, pero supongo que también sabrá valorar la respuesta que le ofrezca el mercado, se dejará asesorar por expertos en la materia y podrá seguir dándole forma a su proyecto.

¡Mamá, de mayor quiero ser como Dársenas, el tesorero corrupto!

Darsenas-tesorero-corruptoUn hombre entrado en años, canosillo pero con un pelo estupendo (¡quien lo pillara!), con la sonrisa que tienen esas personas que creen estar «un poco por encima«, con un aspecto siempre impecable, afeitado, traje, zapatos y corbata de los buenos y millones euros por repartir. Ya saben, la generosidad española es tremenda y hay empresas y particulares que, sin ninguna contraprestación (eso se llama altruismo ¿no?) deciden donar parte de su dinero a financiar formaciones políticas para que no tengan que estar pasando necesidades.

Dársenas tiene aspecto de controlar, él sabe lo que se hace. Lleva mucho tiempo que está aquí y siempre ha hecho lo mismo. Un sobre por aquí, otro por allá. Que si fírmame este recibo. Que si te apunto en esta libreta. Que si hago unas rayitas. Que si sumo y resto. Que si solo te pongo las iniciales, no vaya a ser que alguien sepa el nombre completo.  Total, ¿que son? ¿10, 20, 30, 100 millones de nada? ¡Más se perdió en Cuba!

Pero nadie dijo que fuese fácil. Ponte en la piel de Dársenas, el tesorero corrupto y lo comprobarás. Es un juego, como la vida misma. Para Android y para iOS. Creado desde Tenerife por los chicos de 4Dtres Animation Studio (#somosmarcaazul), con Marcos Martín Muñoz al frente.  Ya se ha hablado mucho de ellos en las últimas semanas y no quiero repetirme. Han salido en medios nacionales y locales, en prensa, radio y televisión, un tour completito que les ha hecho tener varias decenas de miles de descargas, un éxito que estoy seguro no se esperaban ni por asomo.

Entro en el juego y me siento poderoso. Yo en mi esquina de la mesa, larga, muy larga. Con un buen puro en la boca y una copa de brandy en la otra. Sonriendo. Espero a mis «clientes» y trato de atenderles como puedo. Llegan, esperan un rato y si no les atiendo se van enfadados. Ustedes no pueden verles las caras pero yo sí, yo se perfectamente quienes son todos ellos (y ellas).  Sobres blancos, azules y violetas, cada uno con una cantidad distinta, que en esto de la corrupción también hay clases.

Pero no es nada fácil. Me ponen una cuenta atrás. Tiro los sobres y no me llegan, o se me pasan. ¿Qué le han puesto a la mesa, Pronto? Sobres que se caen y se pierden irremediablemente, otros que los cojo a tiempo para recuperarlos.  He pasado varias fases y he acumulado unos ahorrillos en Suiza, pero es el «chocolate del loro«.  Yo quiero MÁS. Lo seguiré intentando. Esto no puede quedar así. Seguro que con unos años de experiencia la cosa va más fluida. ¿Qué voy a hacer con 100.000 euros en Suiza? Sería un paria. ¡Mamá, no te preocupes, seguiré practicando, ya verás lo orgulloso que vas a estar de mí! 

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